ENFERMEDAD MENTAL ¿AVANCE O RETROCESO?


¿Quién es el enfermo mental?



Escrito por Ana Cazorla R. y Óscar Hdez.Mañas. 
Desde 1992 se celebra cada 10 de octubre el día mundial de la salud mental. Este día pretende sensibilizar a la población en general sobre la necesidad de prevenir y promover la salud mental.

¿En qué ha mejorado la sociedad sobre la visión del enfermo mental?

- Los manicomios se cerraron en 1986 en España debido a la aprobación de la Ley General de Sanidad, y se crearon unidades de salud mental.
- Se equiparó la persona con trastorno mental grave a las demás personas que requieren atención sanitaria de ámbito ambulatorio.
Estos pacientes pasaron de estar en condiciones infrahumanas a considerarse ciudadanos con derecho a un tratamiento digno.
- Nuevos fármacos fueron desarrollados.
- La Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad de 2006 de las Naciones Unidas, reconoció los derechos de las personas con trastorno mental grave.


¿En qué estamos fallando?

- La sociedad sigue estigmatizando, sigue teniendo prejuicios sobre las personas que sufren trastornos mentales. Desde las instituciones públicas se deberían realizar campañas de sensibilización para acercar la realidad de estas personas a la sociedad.
- Tras diagnosticar a los pacientes, la atención psiquiátrica ambulatoria se limita a revisar la dosis del medicamento en sesiones de 10 o 15 minutos, en el mejor de los casos una vez al mes. La atención psiquiátrica debería tener como objetivos principales orientar y ayudar a estos pacientes a salir de la situación de bloqueo vital en la que se encuentra y no solo recetar fármacos.
- El 90% de estas personas está en situación de desempleo. Las instituciones públicas deberían promover el empleo con medidas icentivadoras y de descriminación positiva como el establecimiento de cuotas y porcentajes mínimos para este tipo de trabajadores.
- Los medios de comunicación siguen tratando de manera alarmista la enfermedad mental, lo cual se traduce en una profunda desinformación y un injustificado miedo por parte de la sociedad hacia estas personas. Deberían facilitarles el acceso a los medios de comunicación para que tengan su propia voz. 
- El cierre de los manicomios ha provocado que los familiares de las personas con trastorno mental grave se enfrenten solas, sin medios ni formación al cuidado de sus parientes. Las autoridades sanitarias deberían impulsar los tratamientos comunitarios integrales que comprenda la rehabilitación e integración en la sociedad.
- El porcentaje de psicólogos por habitante sigue siendo bajo en comparación con otros países occidentales. Actualmente las visitas a los psicólogos del sistema público de salud son de una vez cada mes o cada dos meses y su duración es inferior a media hora. Estos pacientes necesitan terapias psicológicas que requieren mucha más frecuencia y duración.
- Los tratamientos siguen siendo principalmente farmacológicos, aunque las investigaciones más recientes demuestran que los fármacos no solucionan el problema.
Los expertos en psiquiatría, psicología y neurociencia deberían investigar y desarrollar nuevas terapias en conjunto que aborden el problema de manera integral (rehabilitación, reinserción, integración laboral, planes individualizados de atención que contemplen todas las facetas de la persona). 
- La discriminación que sufren las personas con trastorno mental grave les impide disfrutar de un ocio de calidad. Mientras que en las personas sanas las actividades de ocio se presentan como una alternativa relajante frente al tiempo de trabajo, en muchos casos la persona afectada por un trastorno mental grave enfrenta un tiempo de ocio obligado normalmente por su situación de incapacidad laboral. Los organismos públicos y privados deberían contemplar la necesidad de programar actividades de tiempo libre que contribuyan a la potenciación de estas personas y prevengan el aislamiento social.
- El personal sanitario sigue estigmatizando a estos pacientes. Desde los médicos de atención primaria hasta los psiquiatras y enfermeros deberían tratarles como un paciente más de la sanidad, ya que siguen destacando su diagnóstico en cualquier informe sobre otras dolencias del paciente.
- A pesar de que existe la especialidad de enfermería en salud mental no se hace uso de estos especialistas en la atención ambulatoria y hospitalaria.
- Los pisos tutelados son escasos en comparación con la población afectada que necesitaría vivir en estos pisos para su mejora.
- El área de la salud mental siempre ha estado en estado de crisis; pero la actual crisis económica que se sufre en España desde 2007 ha empeorado su situación, esto se traduce en que las personas afectadas por un trastorno mental grave viven en un estado de incertidumbre e inestabilidad provocada por los recortes, en algunos casos con temor a perder sus pensiones no contributivas. Para mejorar esta situación los esfuerzos económicos destinados a prevención, atención precoz y continuidad de la atención deberían situarse a niveles anteriores a la crisis o incluso aumentar.
- La prevención en escuelas e institutos sigue siendo anecdótica. Existen programas específicos para aprender a gestionar las emociones, que tienen un papel predominante en el posible desarrollo de trastornos mentales; estos programas solo se imparten en algunas escuelas españolas.


Desde 1983 las familias se vienen organizando en asociaciones para mejorar la calidad de vida de las personas con trastorno mental grave pero sin embargo todos estos esfuerzos están sirviendo de muy poco debido a la dejadez de profesionales e instituciones. De hecho la estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud 2009-2013 se ha quedado en un documento de buenas intenciones que no se ha implementado por las comunidades autónomas ni la administración central.


El problema de la enfermedad mental es un problema de voluntad política, historicamente en este país las personas con trastorno mental grave NO han contado para las instituciones y sus políticos. La enfermendad mental no es un problema rentable que solucionar para los políticos.